lunes, 17 de agosto de 2009

POLITICA Y RELIGION (actitud de Jesús frente al conflicto político de Palestina)


Actitud de Jesús frente conflicto Político de Palestina.
Política y Religión
El hecho más seguro y probado acerca de Jesús de Nazaret es que fue procesado, sentenciado y ejecutado por el procurador romano Poncio Pilato, acusado de alta traición. Lo cual no convierte a Jesús en un ser único. *Durante aquel período, muchos miles de rebeldes y revolucionarios judíos fueron crucificados por las autoridades romanas de Palestina. En general, los judíos se oponían al dominio romano y, como ya hemos visto, alguno de ellos estaban dispuestos a derribar a los romanos y restaurar el reino de Israel. Jesús fue hallado culpable de esta implicado en dicha conspiración y además, de pretender ser el verdadero rey de los judíos, heredero del trono, o lo que los judíos llamaban «El Mesías».
Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey (Lc 23, 2).
*La inscripción que se puso sobre la cruz (El Rey de los judíos) no deja lugar a dudas acerca de la acusación hecha contra él..
Fue o no fue culpable? ¿Incitó realmente al pueblo a la rebelión? ¿Se opuso verdaderamente a pagar tributos a los romanos? Pretendió de veras ser el rey o Mesías que debería gobernar a los judíos en lugar de Heredes, Pilato o César? ¿Hizo realmente planes para derribar al gobierno.
*A un extremo tenemos a quienes afirman que fue culpable (al menos en lo referente a las autoridades romanas), porque pretendió realmente ser el Mesías e intentó iniciar una revolución violenta con objeto de derribar a los imperialistas romanos.
Se afirma que Jesús estuvo profundamente implicado en la política de su tiempo y que inició un movimiento religioso-político que no se diferenciaba del de los Zelotes. Han sido fuertemente subrayadas las semejanzas entre Jesús y los Zelotes. Uno de los Doce era conocido como Simón Zelotes (Lc 6, 75; Hech 1, 13), y suele afirmarse que Pedro, Judas e incluso los hijos del Zebedeo también eran Zelotes. Además, algunos años después de la muerte de Jesús, un importante dirigente fariseo, que deseaba realmente que se diera una oportunidad al movimiento de Jesús, no descartó, sin embargo, la posibilidad de que fuera algo parecido al movimiento Zelote de Judas el Galileo (Hech 5, 34-39).
En una ocasión, Pablo fue confundido con un conocido líder revolucionario judío de Egipto (Hech 27,37-35).
*En el otro extremo tenemos a quienes afirman que Jesús fue absolutamente inocente de aquellas acusaciones políticas. No quiso incitar al pueblo a la rebelión; recomendó pagar los tributos; fue un pacifista; su única pretensión fue la de ser el Mesías «espiritual» o rey «espiritual» de los judíos.
*Afirman también que Jesús no tuvo nada que ver con la política de su época, sino que predicó un mensaje puramente espiritual y religioso, y que las acusaciones políticas fueron ideadas por los dirigentes judíos que deseaban librarse de él.
*El problema radica en que los judíos no hacían distinción alguna entre política y religión.
*Problemas que hoy clasificaríamos como políticos, sociales, económicos o religiosos se concebían en aquel tiempo en referencia a Dios y su ley. Un problema puramente secular habría sido algo inconcebible. Una rápida ojeada al Antiguo Testamento debería bastar para comprenderlo.
*Nos está permitido, sin embargo, decir que algunos de los problemas de la época eran lo que nosotros llamaríamos 'políticos', con tal de que tengamos presente que, para los judíos de entonces, dichos problemas habrían sido concebidos en referencia a su religión. En este sentido puede decirse que las relaciones de Israel con el poder imperial de Roma eran un problema político o, si se prefiere, un problema religioso-político.
*Si Jesús discrepaba de los Zelotes a este respecto, no se debería probablemente al simple hecho de que deseara mantenerse al margen de la política. Para los judíos se trataba de un asunto religioso, y se suponía que un hombre religioso debería tener una opinión al respecto, del mismo modo que debería tener una opinión acerca del sábado o del ayuno (cfr. Mc 12, 13-17,.).
*Jesús deseaba que Israel se viera libre del imperialismo romano, tanto como podían desearlo los Zelotes, los Fariseos los Esenios o cualquier otro.
*Los evangelistas, sin embargo no se mostraron especialmente interesados en la opinión de Jesús al respecto, porqué era algo que no interesaba a quienes vivían fuera de Palestina y porque, tras la caída de Jerusalén el año 70 d. C, ya no tuvo interés para nadie.
*Pero Lucas, que deseó acudir a las fuentes originales (Lc 1, 1-4) hizo uso de un documento que debió de ser escrito en Palestina antes de la caída de Jerusalén. Los expertos llaman a este documento el Proto-Lucas, y afirman que numerosos pasajes del evangelio de Lucas y de los Hechos de los Apóstoles han sido tomados de dicha fuente. Lo que ahora nos interesa es que el 'Proto-Lucas', a diferencia de la mayoría de las otras fuentes, se refiere constantemente a la liberación política de Israel.
*En el 'Proto-Lucas', las personas que se hallan presentes en el nacimiento y en la infancia de Jesús son descritas como «todos los que ansiaban la liberación de Jerusalén» (2, 38) o «la consolación de Israel» (2, 25).
*La profecía de Zacarías (el Benedictus) revela el interés por el Dios de Israel que trae «la liberación a su pueblo» (1, 68) y «la salvación con respecto a nuestros enemigos y las manos de todos los que nos odiaban» (1, 71), para que, «libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor» (1, 74).
*Los enemigos de Israel son, sin lugar a dudas, los romanos (cfr. 19, 43). La esperanza y la expectación que aquí se expresan son de que Jesús «sería el que iba a*librar a Israel» (24, 21).
*Jesús se propuso cumplir esta expectación política, si bien no del modo en que el pueblo podía esperarlo y, desde luego no del modo en que trataban de hacerlo los Zelotes.
*Jesús se propuso liberar a Israel de Roma tratando de persuadir a Israel a que cambiara. Sin una transformación de corazón, dentro del mismo Israel, sería imposible la liberación de cualquier tipo de imperialismo. Este había sido el mensaje de todos los profetas, incluido Juan el Bautista. Jesús era un profeta y estaba implicado en la política del mismo modo que lo habrían estado todos los profetas.
*Pero, qué clase de transformación era la que había de liberar a Israel? En concreto, según el "Proto-Lucas', Jesús hizo enormes esfuerzos por convencer a los judíos de Palestina de que su actitud de resentimiento y amargura era suicida.
En el contexto del evangelio, esos signos son los signos de una catástrofe inminente: Y es en el 'Proto-Lucas' donde más clara e insistentemente se describe la catástrofe como una derrota militar de Israel en la que Jerusalén sería rodeada por sus «enemigos» (19, 43), es decir, «por ejércitos». (21, 20), y los 'buitres' romanos se congregarían en torno al cadáver de Israel (17, 37).
*«Si no cambiáis, todos seréis destruidos» (13, 3, 5). Puesto que no podrían derrocar a los romanos en un combate armado, ni serían capaces de llevar adelante su causa frente a sus adversarios, lo único realmente sensato que podían hacer era reconciliarse con ellos (12, 58).
*Tal como Jesús lo veía, la única forma de liberarse de los enemigos consiste en amar a los enemigos, en hacer el bien a los que te odian, en rezar por los que te maltratan (6,27-28).
*No se trata de resignarse a la opresión romana, ni de intentar matarles con amabilidad, sino de llegar a la causa fundamental de toda opresión y dominación: la falta de compasión por parte del hombre.
*Si el pueblo de Israel iba a seguir careciendo de compasión, acaso el derrocamiento de los romanos iba a hacer más libre a Israel?
*Si los judíos iban a seguir dando culto a los valores mundanos del dinero, el prestigio, la solidaridad de grupo y el poder, no iban acaso a sustituir la opresión romana por una opresión judía igualmente despiadada?
*Jesús estaba mucho más sinceramente interesado por la liberación de lo que lo estaban los Zelotes. Estos deseaban un simple cambio de gobierno: de un gobierno romano a uno judío.
*Jesús, por el contrario, deseaba un cambio que había de afectar a todos y cada uno de los aspectos de la vida y que debía llegar hasta los más básicos fundamentos, tanto romanos como judíos.
*Jesús deseaba un mundo cualitativamente distinto: el reino de Dios. No le satisfacía en absoluto la sustitución de un reino mundano por otro reino mundano. Eso no sería liberación en modo alguno.
*Jesús percibió lo que ningún otro había sido capaz de percibir: que existía una mayor opresión y explotación económica desde dentro que desde fuera del judaísmo. *Los judíos de la clase media que se hallaban en actitud de rebeldía contra Roma eran, por su parte, opresores de los pobres y de los ignorantes.
*El pueblo padecía una mayor opresión por parte de los Escribas, los Fariseos, los Saduceos y los Zelotes que por parte de los romanos.
*La protesta contra la opresión de Roma era una protesta hipócrita.
En la práctica, el dominio romano significaba la tributación romana. Para la mayor parte de los judíos, el pagar tributos al señor de Roma significaba dar al César lo que pertenecía a Dios, es decir, el dinero y los bienes de Israel. Pero, para Jesús, esto no era sino una racionalización, una excusa hipócrita para la avaricia. No tenía nada que ver con el verdadero problema.
¿«Es lícito pagar tributo al César o no? ¿Pagamos o dejamos de pagar?». Pero él, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea». Se lo trajeron y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?». Ellos le contestaron: «Del César». Jesús les dijo: «Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios». Y se maravillaban de él. (Mc 12,14-17).
*La respuesta de Jesús revela no sólo la hipocresía y la falta de sinceridad de la pregunta, sino también el auténtico móvil que se esconde tras el problema de los impuestos: la avidez de dinero. Quienes hacen la pregunta son los mismos que poseen las monedas romanas. Se pensaba que las monedas eran propiedad personal del gobernante que las había emitido. Y aquella moneda tenía el nombre y la imagen de César. ¡No es dinero de Dios, sino del César! Si os negáis a devolver al César lo que le pertenece, es únicamente porque sois amantes del dinero. Si realmente quisierais dar a Dios lo que a Dios le pertenece, entonces venderíais todos vuestros bienes y se lo daríais a los pobres, y renunciaríais a vuestro deseo de poder, prestigio y posesiones.
*El verdadero problema era la opresión en sí, no el hecho de que un romano pagano se atreviera a oprimir al pueblo escogido de Dios.
*La causa fundamental de la opresión era la falta de compasión en el hombre. Quienes protestaban por la opresión romana haciendo caso omiso de la opresión que ellos mismos ejercían sobre los pobres, carecían de compasión tanto como los romanos, o más.

Síntesis del PROFESOR: RICARDO RAMÍREZ PARDO
Bibliografía: Albert Nolan, Jesús antes del cristianismo. Pg 122-133

sábado, 8 de agosto de 2009

EL INCIDENTE DEL TEMPLO. TERCER BIMESTRE.

Actitud de Jesús frente conflicto religioso
La respuesta la ha dado uno de esos infrecuentes y brillantes descubrimientos que se dan en la historia de la investigación neotestamentaria. Etienne Trocmé, primero en un artículo y más tarde en un libro sobre Jesús, ha demostrado que el incidente del Templo no tuvo lugar durante la última semana de la vida de Jesús, sino en el transcurso de una anterior visita a Jerusalén
Siempre se ha sabido que Jesús debió de ir una y otra, de Galilea a Jerusalén y que tenía discípulos en Jerusalén y en Judea, lo mismo que en Galilea. La aportación de Trocmé consistió en demostrar que el incidente del Templo tuvo lugar durante una de las primeras visitas a Jerusalén, proporcionando el eslabón que se había perdido en los evangelios sinópticos. Fue éste el incidente que hizo de Jesús una figura pública, conocida y controvertida a lo largo y ancho de la nación.
Pero, ¿qué es lo que ocurrió en el Templo?
Jesús realizó su acción en el inmenso patio de los Gentiles, no en el Lugar Santo donde se ofrecían los sacrificios; y su acción fué motivada por los mercaderes y los cambistas. En otras palabras, su preocupación (como no podía ser menos, después de lo que hemos visto hasta ahora) no era la de adquirir poder o purificar el ritual. Su auténtica preocupación la constituían los abusos relacionados con el dinero y los negocios.
Hay numerosos datos extra-evangélicos que demuestran la existencia de un lucrativo negocio de venta de animales sacrificiales en el gran patio del Templo.
*También hay pruebas de que los mercaderes se aprovechaban de la demanda de animales puros para los sacrificios, elevando los precios a veces de un modo exorbitante.
*También los cambistas obtenían excelentes beneficios. Se suponía que todo judío tendría que gastar en Jerusalén una parte de sus ingresos y la mayoría de los peregrinos judíos llegaban a la ciudad con moneda extranjera.
*Esto es lo que Jesús vio en el Templo. Y esto es lo que provocó su cólera. No le impresionaba la grandiosidad de las piedras y las construcciones (Mc 13, 1-2, ), ni hacía caso de los complicados ritos y ceremonias.
*Únicamente se fijó en la viuda que dio Su último centavo (Mc 12, 41-44,.) y en la explotación económica de la piedad y la devoción del pueblo. Lo que allí había eran mercaderes y cambistas que servían descaradamente a Mammón, en lugar de servir a Dios, con el permiso, posiblemente incluso en beneficio de los sumos sacerdotes que administraban la Casa de Dios.
*Jesús estaba dispuesto a hacer algo al respecto. Su compasión por los pobres y oprimidos desembocó una vez más en la indignación y la cólera.
Según Marcos, todo esto despertó la atención de Jesús una tarde en que por lo avanzado de la hora, no merecía la pena emprender ninguna acción (11, 11). De modo que volvió al día siguiente, probablemente después de reunir en tomo a sí a un grupo numeroso de seguidores. Jamás podría haber conseguido él solo expulsar a los mercaderes y cambistas, indudablemente reacios a abandonar el lugar.
*Esto significa que la acción de Jesús no fue impremeditada ni ajena a un plan preconcebido. No se trató de un impulso momentáneo del que más tarde hubiera de arrepentirse.
*Jesús y sus seguidores hicieron salir del patio a los mercaderes y cambistas con sus mercancías y su dinero.
Según Juan, Jesús hizo uso de un látigo (2, 15). Seguramente Jesús puso vigilantes en los accesos al patio, no sólo para impedir que regresaran los enojados mercaderes, sino también para que hicieran cumplir su orden (de la que nos informa Marcos, 11,16) de que nadie transportase cosas por el patio, el cual probablemente era empleado como atajo para transportar las mercancías de una parte a otra de Jerusalén.
*La operación debió de originar de inmediato un auténtico tumulto. Se ha preguntado muchas veces cómo es posible que la omnipresente guardia del Templo o la guarnición romana de la fortaleza que dominaba el patio no intervinieran. ¿Acaso temían que una intervención armada pudiera originar un motín? ¿O tal vez llegaron a intervenir? Algunos autores han considerado la estrafalaria idea de que Jesús y sus discípulos se enzarzaron en combate con la guardia del Templo y, tal vez, hasta con la guarnición romana y que, durante un cierto tiempo, Jesús consiguió resistirles y mantener el control del Templo.
Esto es históricamente imposible, no sólo porque no concuerda con todo lo que Jesús había dicho y hecho hasta entonces, sino además porque habría sido ciertamente registrado en los anales del historiador judío Josefo como un suceso de considerable importancia política y militar.
*En mi opinión, probablemente intervino la guardia del Templo, pero únicamente con la finalidad de mantener el orden hasta que los sumos sacerdotes y los escribas pudieran llegar y negociar una solución pacífica al problema. En otras palabras Jesús no opuso resistencia a la guardia, Pero tampoco ésta insistió en que se permitiera regresar a los mercaderes y cambistas.
*El problema del derecho o la autoridad de Jesús para expulsarlos debían ser negociados con los funcionarios del Templo. ¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo? (MC 11,28 .). ¿Qué señal nos muestras para obrar así? (Jn 2, 18).
*Todo había de depender de la respuesta que Jesús diera a esta pregunta. El no poseía ninguna autoridad oficial dentro del sistema y, por otra parte, no hizo apelación directa alguna a la autoridad de Dios, como habrían hecho los profetas.
*No hay ninguna duda de que, cuando Jesús predicó en el Templo —ya fuera en esta ocasión o en alguna otra visita a Jerusalén—, habló de la catástrofe venidera refiriéndose a la destrucción de la ciudad y de su Templo, y habló también del reino como de un nuevo tipo de Templo. En otras palabras: su predicación en Jerusalén siguió el esquema habitual: una urgente llamada al cambio inmediato (metanoia), una advertencia acerca de las catastróficas consecuencias en el caso de que no se produjera dicho cambio, y la promesa de un nuevo Templo o comunidad en el caso de que dicho cambio se produjera de inmediato. Pero, al igual que sucedió con los profetas de antaño, se pensó que estaba profetizando contra el Templo, la ciudad y la nación y haciendo unas promesas ridículas acerca de un nuevo Templo en un futuro inmediato.
*Lo que probablemente inquietaba aún más a las autoridades era la influencia que parecía tener sobre el pueblo y el número de personas
* De pronto Jesús se había convertido en una figura de importancia nacional. Ya no podría ser ignorado. Los dirigentes del pueblo tenían que tomar una decisión acerca de él.
Poco después del incidente del Templo se escabulló y fue a ocultarse (Jn 8, 59; 10, 39; 12, 36). Ya no podía moverse abiertamente de un lado para otro (Jn 11, 54) y se vio obligado a abandonar Jerusalén y Judea (Jn7, 1).
*Pero tampoco estaba seguro en Galilea. Por aquel entonces, también Herodes albergaba contra él un odio mortal (Lc 13, 31; Mc 6, 14-16). Ya no podía hablar libremente en las aldeas de Galilea (Mc 9, 30). De manera que tuvo que deambular con sus discípulos fuera de Galilea: al otro lado del lago, en las regiones de Tiro y de Sidón, en la Decápolis y en las cercanías de Cesárea de Filipo (Me 7, 24 y 31: 8,22 y 27).
*En un determinado momento regresó al otro lado del río Jordán (Mc 10, 1; Mt 19, 1; Jn 10, 40). Tal vez los datos geográficos no sean del todo exactos, pero de lo que no puede dudarse es de que Jesús anduvo de un lado a otro, como fugitivo y exiliado, fuera de su propia región.
Cuando, por fin, regresó a Jerusalén, tuvo que recurrir a métodos clandestinos.
*El incidente del Templo había obligado a Jesús y a sus discípulos a modificar toda su forma de vida.
En la Biblia, juzgar significa gobernar, y en este caso la idea parece ser la de que los doce serían gobernadores en el reino que compartirían con Jesús la basileia, o poder divino de gobernar (Lc 22, 29-30).
No podemos asegurar que esta especie de planificación de la estructura del reino tuviera lugar mientras Jesús anduvo huyendo, aunque es cierto que Marcos sitúa estas 'instrucciones' a los 'Doce' durante el período en que anduvieron errando fuera de Galilea o estuvieron ocultos dentro de la misma Galilea (7,24 y 31; 8, 27; 9, 30-31, 33-34 y 35; 10, 35-45). Lo que sí podemos asegurar, sin embargo, es que fue durante ese período cuando a Jesús se le ofreció la tentación de tomar el poder en sus manos y permitir ser proclamado Mesías o rey de los judíos.

Síntesis del PROFESOR: RICARDO RAMÍREZ PARDO
Bibliografía: Albert Nolan, Jesús antes del cristianismo. Pg 134-141