sábado, 8 de agosto de 2009

EL INCIDENTE DEL TEMPLO. TERCER BIMESTRE.

Actitud de Jesús frente conflicto religioso
La respuesta la ha dado uno de esos infrecuentes y brillantes descubrimientos que se dan en la historia de la investigación neotestamentaria. Etienne Trocmé, primero en un artículo y más tarde en un libro sobre Jesús, ha demostrado que el incidente del Templo no tuvo lugar durante la última semana de la vida de Jesús, sino en el transcurso de una anterior visita a Jerusalén
Siempre se ha sabido que Jesús debió de ir una y otra, de Galilea a Jerusalén y que tenía discípulos en Jerusalén y en Judea, lo mismo que en Galilea. La aportación de Trocmé consistió en demostrar que el incidente del Templo tuvo lugar durante una de las primeras visitas a Jerusalén, proporcionando el eslabón que se había perdido en los evangelios sinópticos. Fue éste el incidente que hizo de Jesús una figura pública, conocida y controvertida a lo largo y ancho de la nación.
Pero, ¿qué es lo que ocurrió en el Templo?
Jesús realizó su acción en el inmenso patio de los Gentiles, no en el Lugar Santo donde se ofrecían los sacrificios; y su acción fué motivada por los mercaderes y los cambistas. En otras palabras, su preocupación (como no podía ser menos, después de lo que hemos visto hasta ahora) no era la de adquirir poder o purificar el ritual. Su auténtica preocupación la constituían los abusos relacionados con el dinero y los negocios.
Hay numerosos datos extra-evangélicos que demuestran la existencia de un lucrativo negocio de venta de animales sacrificiales en el gran patio del Templo.
*También hay pruebas de que los mercaderes se aprovechaban de la demanda de animales puros para los sacrificios, elevando los precios a veces de un modo exorbitante.
*También los cambistas obtenían excelentes beneficios. Se suponía que todo judío tendría que gastar en Jerusalén una parte de sus ingresos y la mayoría de los peregrinos judíos llegaban a la ciudad con moneda extranjera.
*Esto es lo que Jesús vio en el Templo. Y esto es lo que provocó su cólera. No le impresionaba la grandiosidad de las piedras y las construcciones (Mc 13, 1-2, ), ni hacía caso de los complicados ritos y ceremonias.
*Únicamente se fijó en la viuda que dio Su último centavo (Mc 12, 41-44,.) y en la explotación económica de la piedad y la devoción del pueblo. Lo que allí había eran mercaderes y cambistas que servían descaradamente a Mammón, en lugar de servir a Dios, con el permiso, posiblemente incluso en beneficio de los sumos sacerdotes que administraban la Casa de Dios.
*Jesús estaba dispuesto a hacer algo al respecto. Su compasión por los pobres y oprimidos desembocó una vez más en la indignación y la cólera.
Según Marcos, todo esto despertó la atención de Jesús una tarde en que por lo avanzado de la hora, no merecía la pena emprender ninguna acción (11, 11). De modo que volvió al día siguiente, probablemente después de reunir en tomo a sí a un grupo numeroso de seguidores. Jamás podría haber conseguido él solo expulsar a los mercaderes y cambistas, indudablemente reacios a abandonar el lugar.
*Esto significa que la acción de Jesús no fue impremeditada ni ajena a un plan preconcebido. No se trató de un impulso momentáneo del que más tarde hubiera de arrepentirse.
*Jesús y sus seguidores hicieron salir del patio a los mercaderes y cambistas con sus mercancías y su dinero.
Según Juan, Jesús hizo uso de un látigo (2, 15). Seguramente Jesús puso vigilantes en los accesos al patio, no sólo para impedir que regresaran los enojados mercaderes, sino también para que hicieran cumplir su orden (de la que nos informa Marcos, 11,16) de que nadie transportase cosas por el patio, el cual probablemente era empleado como atajo para transportar las mercancías de una parte a otra de Jerusalén.
*La operación debió de originar de inmediato un auténtico tumulto. Se ha preguntado muchas veces cómo es posible que la omnipresente guardia del Templo o la guarnición romana de la fortaleza que dominaba el patio no intervinieran. ¿Acaso temían que una intervención armada pudiera originar un motín? ¿O tal vez llegaron a intervenir? Algunos autores han considerado la estrafalaria idea de que Jesús y sus discípulos se enzarzaron en combate con la guardia del Templo y, tal vez, hasta con la guarnición romana y que, durante un cierto tiempo, Jesús consiguió resistirles y mantener el control del Templo.
Esto es históricamente imposible, no sólo porque no concuerda con todo lo que Jesús había dicho y hecho hasta entonces, sino además porque habría sido ciertamente registrado en los anales del historiador judío Josefo como un suceso de considerable importancia política y militar.
*En mi opinión, probablemente intervino la guardia del Templo, pero únicamente con la finalidad de mantener el orden hasta que los sumos sacerdotes y los escribas pudieran llegar y negociar una solución pacífica al problema. En otras palabras Jesús no opuso resistencia a la guardia, Pero tampoco ésta insistió en que se permitiera regresar a los mercaderes y cambistas.
*El problema del derecho o la autoridad de Jesús para expulsarlos debían ser negociados con los funcionarios del Templo. ¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo? (MC 11,28 .). ¿Qué señal nos muestras para obrar así? (Jn 2, 18).
*Todo había de depender de la respuesta que Jesús diera a esta pregunta. El no poseía ninguna autoridad oficial dentro del sistema y, por otra parte, no hizo apelación directa alguna a la autoridad de Dios, como habrían hecho los profetas.
*No hay ninguna duda de que, cuando Jesús predicó en el Templo —ya fuera en esta ocasión o en alguna otra visita a Jerusalén—, habló de la catástrofe venidera refiriéndose a la destrucción de la ciudad y de su Templo, y habló también del reino como de un nuevo tipo de Templo. En otras palabras: su predicación en Jerusalén siguió el esquema habitual: una urgente llamada al cambio inmediato (metanoia), una advertencia acerca de las catastróficas consecuencias en el caso de que no se produjera dicho cambio, y la promesa de un nuevo Templo o comunidad en el caso de que dicho cambio se produjera de inmediato. Pero, al igual que sucedió con los profetas de antaño, se pensó que estaba profetizando contra el Templo, la ciudad y la nación y haciendo unas promesas ridículas acerca de un nuevo Templo en un futuro inmediato.
*Lo que probablemente inquietaba aún más a las autoridades era la influencia que parecía tener sobre el pueblo y el número de personas
* De pronto Jesús se había convertido en una figura de importancia nacional. Ya no podría ser ignorado. Los dirigentes del pueblo tenían que tomar una decisión acerca de él.
Poco después del incidente del Templo se escabulló y fue a ocultarse (Jn 8, 59; 10, 39; 12, 36). Ya no podía moverse abiertamente de un lado para otro (Jn 11, 54) y se vio obligado a abandonar Jerusalén y Judea (Jn7, 1).
*Pero tampoco estaba seguro en Galilea. Por aquel entonces, también Herodes albergaba contra él un odio mortal (Lc 13, 31; Mc 6, 14-16). Ya no podía hablar libremente en las aldeas de Galilea (Mc 9, 30). De manera que tuvo que deambular con sus discípulos fuera de Galilea: al otro lado del lago, en las regiones de Tiro y de Sidón, en la Decápolis y en las cercanías de Cesárea de Filipo (Me 7, 24 y 31: 8,22 y 27).
*En un determinado momento regresó al otro lado del río Jordán (Mc 10, 1; Mt 19, 1; Jn 10, 40). Tal vez los datos geográficos no sean del todo exactos, pero de lo que no puede dudarse es de que Jesús anduvo de un lado a otro, como fugitivo y exiliado, fuera de su propia región.
Cuando, por fin, regresó a Jerusalén, tuvo que recurrir a métodos clandestinos.
*El incidente del Templo había obligado a Jesús y a sus discípulos a modificar toda su forma de vida.
En la Biblia, juzgar significa gobernar, y en este caso la idea parece ser la de que los doce serían gobernadores en el reino que compartirían con Jesús la basileia, o poder divino de gobernar (Lc 22, 29-30).
No podemos asegurar que esta especie de planificación de la estructura del reino tuviera lugar mientras Jesús anduvo huyendo, aunque es cierto que Marcos sitúa estas 'instrucciones' a los 'Doce' durante el período en que anduvieron errando fuera de Galilea o estuvieron ocultos dentro de la misma Galilea (7,24 y 31; 8, 27; 9, 30-31, 33-34 y 35; 10, 35-45). Lo que sí podemos asegurar, sin embargo, es que fue durante ese período cuando a Jesús se le ofreció la tentación de tomar el poder en sus manos y permitir ser proclamado Mesías o rey de los judíos.

Síntesis del PROFESOR: RICARDO RAMÍREZ PARDO
Bibliografía: Albert Nolan, Jesús antes del cristianismo. Pg 134-141

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