domingo, 26 de julio de 2009

EL REINO Y EL PODER

Actitud de Jesús frente conflicto religioso
*La última diferencia entre el Reino de Dios y el reino de Satanás se refiere al poder. Sociedad y poder son inseparables. Toda sociedad ha de tener una estructura, y ésta siempre tendrá algo que ver con el poder.
*El problema del poder y de las estructuras de poder (quién tiene poder sobre quién, y quién puede decidir por quién y sobre qué) es lo que hoy llamamos política.
*En tiempos de Jesús, la política era, ante todo, cuestión de determinar quién debía ser rey. El poder era, en primerísimo lugar, realeza.
*En castellano podemos distinguir entre realeza y reino porque poseemos dos diferentes substantivos abstractos derivados de la palabra rey.
*Pero en griego, hebreo y arameo, esto es inconcebible. La palabra griega basileia significa a un tiempo realeza y reino. El poder del rey y el dominio del rey han de ser pensados como un solo concepto.
*Es preciso que caigamos en la cuenta de que la venida de la basileia de Dios significa también la venida del poder político de Dios.
*Jesús profetizaba que el poder político divino del futuro estaría en manos de los pobres y los pequeños:
*Bienaventurados vosotros, los pobres, porque de vosotros es la basileia de Dios (Lc 6, 20).
*Yo os confiero la Basileia... Os sentaréis en tronos para juzgar...
(Lc 22, 29-30).
*Tranquilizaos, pequeño rebaño, porque vuestro Padre determinó daros la basileia (Lc 12, 32).
Todo esto forma parte de la idea general de que los ricos y poderosos serán humillados hasta el fondo, mientras los pobres serán exaltados hasta lo más alto.
El (Dios) derriba del tronó a los poderosos y exalta a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide de vacío.
(Lc 1, 52-53)
Bienaventurados vosotros, los pobres... ¡Ay de vosotros, los ricos. . .!
(Lc 6, 20-24).
A todo el que se encumbre lo abajarán, y al que se abaje lo encumbrarán.
(Lc 14, 11).
*En el Reino de Dios, el poder será totalmente diferente del poder que se ejerce en el reino de Satanás.
*El poder de Satanás es el poder de la dominación y la opresión; mientras que el poder de Dios es el poder del servicio y la libertad.
*Todos los reinos y naciones de este mundo son gobernados por el poder de la dominación y la fuerza.
*La estructura del Reino de Dios vendrá determinada por el poder del servicio espontáneo y amoroso que las personas se presten unas a otras.
Jesús lo expresaba del siguiente modo:
Sabéis que los que figuran como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen; pero no ha de ser así entre vosotros; al contrario, el que quiera subir, sea servidor vuestro, y el que quiera ser el primero, sea el esclavo de todos, porque tampoco el Hijo del nombre ha venido para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos. (Mc 10,42-45; cf. textos paralelos y Mc 9, 35).
No hay que confundir los dos modos totalmente diferentes en que pueden entenderse y ejercerse la autoridad y el poder.
*La diferencia entre ambos es la diferencia que existe entre dominación y servicio. El poder de esa nueva sociedad no es un poder que haya de ser servido, un poder ante el cual el hombre debe inclinarse y hacer lisonjas, sino que es el poder que tiene una enorme influencia en la vida de los hombres porque está a su servicio. Es el poder que es tan desinteresado que es capaz de servir a los hombres incluso muriendo por ellos.
*Es interesante el hecho de que Jesús caracterice el poder de dominación como típico de los gobernantes gentiles (los jefes de los pueblos).
Es posible que estuviera pensando en César y en Poncio Pilato, así como en los reyes «gentiles» que, a lo largo de las Escrituras, se identifican como opresores de los judíos, especialmente los gobernantes de los grandes imperios, a quienes Daniel describe como bestias inhumanas (7,2-7,17).
*Pero Jesús era perfectamente consciente del hecho de que los judíos también podían ser opresores.
También era consciente de que la mayor parte de los líderes judíos -los sumos sacerdotes, los ancianos, los escribas y los Fariseos eran opresores.
*No tenían los arbitrarios poderes de los reyes y los príncipes, pero sí un poder que les permitía dominar y oprimir: la ley.
La ley la constituían las normas y reglas transmitidas al pueblo judío tanto a través de la palabra escrita de la Escritura como a través de la tradición oral de los escribas.
*Jesús no se oponía a la ley en cuanto tal, sino al modo de usar la ley, a la actitud del pueblo con respecto a la ley. Los escribas y Fariseos habían convertido la ley en una carga, cuando se suponía que debería ser un servicio:
Lían fardos pesados y los cargan en las espaldas de los demás, mientras ellos no quieren empujarlos ni con un dedo (Mt 23, 4).
El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado (Mc 2, 27).

*Los escribas habían convertido el sábado, como tantas otras leyes, en una carga insoportable. Empleaban el sábado contra el hombre, en lugar de emplearlo en favor del hombre.
*Tenemos aquí, como se ve, dos diferentes actitudes ante la ley, dos distintas opiniones acerca de su finalidad y, consiguientemente, dos diversas formas de usarla.
*La actitud de los escribas conducía, al legalismo, a la hipocresía y al dolor.
*La actitud de Jesús, por el contrario conducía a la tolerancia en todos aquellos casos en que las necesidades del hombre chocaran con la observancia de la ley, y al rigor siempre que éste sirviera mejor a las necesidades del hombre. La ley estaba hecha para el hombre, no el hombre para servir a la ley y humillarse ante ella.
El sábado, por ejemplo, había sido concebido para liberar al hombre del peso del trabajo y para que pudiera descansar. Pero no había sido concebido para impedir al hombre hacer el bien, para impedirle curar o salvar la vida (Mc 3,4; Mt 12,11-12; Lc 13, 15-16), ni para impedirle que comiera cuando tenía hambre (Mc 2, 23-26,).
*Jesús no se consideraba a sí mismo un legislador. No quiso abolir la Ley Mosaica (Mt 5,17-18) con objeto de promulgar una nueva ley o acabar con todo tipo de leyes.
*Tampoco quiso añadir, quitar o corregir una sola letra o un solo acento de la ley (Mt 5,18). Lo que Jesús quería hacer era dar a la ley su cumplimiento, es decir, tratar de que la ley desempeñara el papel que Dios le había asignado, que cumpliera su finalidad (Mt 5, 18).
*Los escribas y Fariseos explotaba la ley para sus propios propósitos egoístas, destruyendo con ello la finalidad de la ley en sí misma. *Habían hecho de la ley un poder opresor.
*Los dirigentes y los hombres instruidos del tiempo de Jesús eran los primeros que se habían esclavizado con respecto a la ley.
*Jesús deseaba liberar a todos de la ley, de todas las leyes Pero esto no podía conseguirse aboliendo o cambiando la ley Lo que había que hacer era destronar a la ley. Jesús tenía que asegurarse de que la ley fuera servidora del hombre, y no su dueña (Mc 2, 2-28).
*El hombre, por consiguiente, debe responsabilizarse de su poder y la ley para servir a las necesidades de la humanidad.
*Lo cual es totalmente diferente del libertinaje, el desorden o la tolerancia irresponsable.
*Jesús relativizaba a ley para que pudiera alcanzarse su verdadera finalidad.
*En la estructura política del Reino de Dios, por lo tanto el poder, la autoridad y la ley serán puramente funcionales lo único que harán será expresar las medidas necesarias para que los hombres se sirvan mutuamente de un modo voluntario y eficaz.
*Todo tipo de dominación y toda forma de esclavitud habrán sido abolidos «Porque os digo que si vuestra fidelidad (cumplimiento de la ley) no sobrepasa a la de los escribas y Fariseos no entrarán nunca en el Reino de Dios» (Mc 5, 20).

Síntesis del PROFESOR: RICARDO RAMÍREZ PARDO
Bibliografía: Albert Nolan, Jesús antes del cristianismo. Pg 92-97
PEGAR ESTA GUIA EN CUADERNO .

No hay comentarios: